Un olor de lo más sugerente, una conversación de autosuficiencia que suena bastante prepotente, y una mujer embelesada escuchando; una madre, probablemente. Jersey verde prado de cuello vuelto, falda de tablas verde musgo, elegancia, cintura estrecha, y unos ojos cargados de devoción. Ese brillo que nace desde el centro de las entrañas solo puede ser de una madre. Unas palabras en un idioma desconocido, mesa de madera, alimentos nutritivos que sanan y hacen magia. También otra familia con un bebé pelirrojo que al despertar llora y grita "ama". Esto me recuerda que ni podré escuchar tu llanto ni esas palabras saliendo de tu boca.
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Fotografía: Norma Grau |
Al fondo del local está aquella escritora de la que leíste algo narrativamente mediocre pero a la que tanto respetas por la conversación que mantuvisteis. Un panel ilustra un árbol donde Life es la raíz y sus ramas son Home, Friendship, Love, Solitude y Curiosity; una diosa sostiene una bola en la palma de su mano y, detrás, el sol y la luna, con sus luces y sus sombras. Me siento en paz. El entorno, la buena vibra, la melodía suave que acompaña este refugio y los feligreses que lo regentamos. Todo, todo, me conecta a ti, a tu luz.
Ayer me puse el jersey rojo que llevaba cuando me comunicaron tu muerte. No recuerdo cuánto tiempo lo tuve guardado en el armario, sin saber si quemarlo o hacerlo jirones y, en cambio, a veces necesito sentirlo en mi piel como si con ello te abrazara. Pero me acosté disgustada; perdí el charm del corazón con alas de ángel que tu padre me regaló tras perder el anterior. Ahora solo permanece el infinito que R y N me regalaron por mi cumpleaños. Y sé que es otra señal que tengo que descrifrar, ¿qué quieres decirme? Apoyé la cabeza en el cuello de tu aita y lloré en silencio, él siempre soporte y companía, refugio, puro amor.
Alguien me roza en el hombro, es la escritora que vino a saludarme. Me levanto, me abraza, y le digo que estoy escribiendo, que hoy hace seis años que moriste, y que estoy soltando la mierda que se me agolpa en la garganta. Dice que me ha reconocido porque le extrañaba ver a alguien escribir en un lugar lleno de tanta gente. Me ha deseado un buen día. Las almas, la sincronía, lo bonito de las personas. Salgo y me dejo rodear de sol, libros y flores. Vaciarme con L, compartirme con E y reír, reír mucho, porque puedo dolerme sin olvidar que estoy viva para honrarte.
Hemos preparado un globo con forma de estrella; Hegoi dice que lo va a lanzar superalto para que llegue al cielo y te pongas superfeliz. También que esto le pone supertriste. Yon lo mira y juega, ha oído hablar mucho de ti pero todavía no comprende. A veces los observo y pienso que si tú no te hubieras ido ellos no habrían venido.
Ha resultado ser un día chulo del que te doy las gracias.
Te amo, siempre en mi corazón.
Zorionak, maitia!