# Fragmento 4 # 15.09.19# RECURSOS A LOS QUE RECURRIR DURANTE EL DUELO
By SOY LA AMATXU - 20:02
Afrontar la muerte de un hijo es el duelo más grande que una persona puede sufrir. Es el que yo conozco, del que hablo constantemente. Cuando te comunican que ya "no hay latido" la primera reacción es el shock, una de las fases que surgen durante el duelo; pero no es la única, también convergen la negación, la ira, la culpa... A veces incluso en un mismo rato se dan varias a la vez, de ahí la montaña rusa emocional que padecemos ante esta situación. Un día te preguntas "Y ahora, ¿qué?"; porque necesitas amparo, estás desconsolada, vacía, y crees ser la única persona viviendo algo tan terrible. Cada uno se aferra a unas cosas para intentar asimilarlo, y yo hoy quiero compartir los recursos y herramientas que me están ayudando en el proceso.
1. APOYO EN LOS DE CASA
Quien te quiere de verdad te acepta tal cual eres, cuando ríes, cuando lloras, cuando te enfadas, cuando sufres... Mi marido, mi familia y algunos amigos son mi red de contención ahora mismo; el bastón que impulsa cada paso de mi día a día. Que alguien esté ahí, que te abrace y te respete, quien te escuche, esa calidez, hace que no te derrumbes nuevamente.
2. AYUDA PSICOLÓGICA Y/O PSIQUIÁTRICA
A mí no me dieron soporte psicológico en el hospital, pero sí en el ambulatorio. Carmen, mi matrona, la mujer más buena del mundo me escuchó, me llamó infinidad de veces (¡Viva la gente que ama lo que hace!). El volante para psiquiatría demoraba la consulta para más de dos meses después, y yo estaba rota, así que encontramos a Yolanda (ya he hablado de ella), una psicóloga perinatal que nos empezó a dar soporte a mi marido y a mí a la vez. Hacer las sesiones conjuntas nos sirvieron (y sirven) para comprendernos, en un entorno neutral, tanto de manera individual como colectiva.
Además tengo el psicólogo de la Seguridad Social (que me ve una vez al mes) y el psiquiatra (una cada tres).
Es super necesario cuidar la parte psíquica y hablar de ello para que no se enquiste.
2.1. GRUPO DE DUELO
Esto sí que me lo aconsejaron en el hospital, ir a un grupo de duelo, y qué sería de mí sin él. Es un soporte brutal porque tienes un espacio de respeto y comprensión para hablar de tu bebé; porque cualquiera puede empatizar con tu dolor pero únicamente lo comprende quien está en una situación parecida, especialmente otra madre, por el vínculo tan fuerte que vivimos con nuestros peques. Y ahí nos escuchamos, lloramos, y dejamos fluir lo que salga, siendo una madre más. SO-RO-RI-DAD, ese término que cada vez se escucha más y que no es más que ayudarnos entre nosotras. Nos guía Iruña, una experta en psicología perinatal; una mujer super dulce y entregada a su trabajo.
Aquí también quiero mencionar a "A". Yo conocía parte de su historia, sabía que había perdido a su hija cuando faltaba poco para la fecha probable de parto. Es muy amiga de mi amiga "S" (otro gran bastón en mi vida). Le contó lo nuestro y ella amablemente me contactó y quedó conmigo, cuando todo estaba tan reciente. Cada una contó su experiencia y fue mágico, que alguien dedicase su tiempo para escucharme y además me comprendiese.(Ojalá nos hubiésemos conocido en otras circunstancias, pero GRACIAS). Seguro que Sara y Ager juegan juntos dondequiera que estén.
3. LEER, ESCUCHAR MÚSICA, HACER DEPORTE, VIAJAR.
Sobre qué libros estoy leyendo durante mi maternidad en duelo hablaré otro día con más calma. Para mí la lectura es balsámica, terapéutica, de la misma manera que escuchar música; ambas adaptables según el momento. ¡Grandioso! Talasoterapia (escuchar el sonido del mar) también es una maravilla para aplacar el ruido que no cesa en la cabeza y dejarse llevar.
Viajar y hacer deporte también ayudan a que la mente descanse un poco y también amortiguan el ruido. ¡Ojo! Vayas donde vayas el dolor es tu mochila, siempre te acompaña, pero sí permite reflexionar y poner algo de distancia al sufrimiento.
Después de la muerte de Ager me apetecía mucho huir, pero no me pareció una buena solución a largo plazo, así que esperé un tiempo. En un principio la decisión fue una zona de mar, pero había mucha gente, mucho ruido, y me ponía más nerviosa (la puta ansiedad....), así que montaña. La paz de la montaña es sanadora y me ha servido y me sirve mucho. Y por fin, y como contaba en Instagram el otro día (@laamatxudeager) he podido reincoporarme a YOGA. Extrañaba ese equilibrio cuerpo y mente.
4. ESCRIBIR Y LLORAR.
Dos de los recursos que más me encajan a día de hoy. LLORAR es liberador; unas veces el llanto es calmado, otras fuerte y desgarrado, otras rabioso.... pero un buen lagrimeo deja el alma depurada. No somos una sociedad que asumamos el llanto, al contrario; por norma general se interrumpe al que llora, nos pone en alerta; es una emoción que no sabemos manejar, que nos molesta. ¿Por qué cuando ves a alguien reír le dejas que lo haga y cuando le ves llorar le dices "por qué lloras", "no llores"? Esto es terrible. Es muy difícil a veces llorar, porque aunque quieras no sale, como para que te interrumpan. Y es en esas ocasiones en las que estoy tan revuelta y frustrada por no poder soltar unas lágrimas cuando me siento a escribir. Quizá es la rabia, la impotencia o la negación ante la evidencia de que mi hijo no estará a nuestro lado nunca lo que me impulsa a desahogarme con palabras, para ordenar mis pensamientos y ahora más que nunca, por si pudiese ayudar a alguien con mis textos.
Me agotan las personas que minimizan el dolor, que frivolizan y lo menosprecian. Lo que es invisible a los ojos ajenos parece que no exista, y esto es un demoledor. Sólo se respeta la muerte en un tanatorio, cuando hay un ataúd o una urna de cenizas delante. ¿Quién le afirma a quien ha sufrido un aborto que eso no es dolor?
¿Qué herramientas usas tú para hacer el duelo más llevadero?
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