#Testimonio19 # ANÓNIMO. TUVE UN PARTO "NATURAL CON OLOR A MUERTE".
By SOY LA AMATXU - 8:00
- Hola y bienvenida. Estoy muy agradecida de que quieras contar aquí tu historia.
- Hola, Esther. Allá voy.
- ¿En qué fecha murió Garikoitz? ¿Cuál es la fecha en la que debería haber nacido?
- Calculo que Garikoitz murió la última vez que noté sus movimientos, el 11 de enero de 2019. Sin embargo continúe trabajando hasta el 20 de enero cuando tras mi jornada laboral acudí a Urgencias y me dieron la noticia para la que nadie está preparada, y menos casi al final del segundo trimestre. Estaba en la semana 23+4 de gestación. Debería haber nacido a mediados de mayo de 2019.
- ¿ Cómo fue el embarazo?
- Supongo que fue un embarazo muy estresante desde el primer momento debido a la tensión de mi entorno laboral y al miedo al ser el primer embarazo no planificado. Por un lado, entra en juego el shock inicial, el miedo a lo desconocido, a los cambios en tu propio cuerpo y a los cambios en las relaciones sociales y familiares. Por otro lado, la empresa para la que trabajaba y el jefe que me supervisaba actuaron de una manera bastante vil y todavía hoy acarreo las consecuencias psicológicas de lo acaecido en mi puesto laboral.
Trabajo para una empresa subcontratada por el Ayuntamiento de la ciudad donde trabajo. Comuniqué mi embarazo a la empresa cuando estaba de dos meses de forma que pudieran encomendar la realización de la evaluación de riesgos laborales para mi puesto, que no existía. Realicé la petición por escrito y el día que el técnico de prevención de riesgos se presentó a tomar nota, fui testigo de lo que mi embarazo incomodaba al responsable del ayuntamiento con quien trabajo día a día. Esa misma tarde, me llamó a su oficina a solas donde soporté una hora y media de conversación sobre la cual transcribo algún fragmento a continuación:
RESPONSABLE AYUNTAMIENTO:-¿Tú…, estás a gusto en tu puesto laboral?
YO: -Sí... ¿por qué? (con temor)
RA: Porque tras la situación kafkiana que he vivido está mañana contigo y con el técnico ese, no me lo parece. Si no, ya me dirás para qué has montado todo este circo, trayéndome a un mamarracho que viene a decirme que si esto está mal, esto también... En este papel (la carta firmada por mí y dirigida al Servicio de Prevención que había mandado a la empresa) enumeras una serie de tareas que claramente no quieres hacer. Me da la sensación de que quieres estar como una reinona. Y yo no quiero tener un parásito en el centro.
YO: Yo tampoco he estado a gusto en la situación de esta mañana. Y ¿un parásito? pero ¿qué dices? No te entiendo.
RA: sí un parásito, o una garrapata. Una tía con los brazos cruzados encima de la barriga como se ponen las abuelas mientras te lo hacen todo porque estás embarazada. Ahora entiendo por qué, aunque el embarazo no se debería entender como un problema, pues es un evento alegre y necesario, la gente y las empresas, incluidas las mujeres, lo entienden como un problema. De hecho yo, visto lo visto, tengo clarísimo que tu sustituto va a ser.. un chico. Y los que vengan después... también. (Con la carta en la mano) En este escrito dices que haces 50 km todos los días por carreteras secundarias para venir a trabajar .. ¡Pues chica! te vienes a vivir a la ciudad. (Sigue leyendo) Te quejas de que trabajáis los domingos por la tarde en solitario y de que con los turnos de 10 horas y media sólo tenéis una hora para comer que cuenta como hora de trabajo y que hacemos reuniones... Lo que consigues con esto es que os quitemos esa hora de comida como tiempo trabajado y os la pongamos el domingo por la tarde, y así se van a poner todos tus compañeros en contra tuyo.
YO: No es una carta de queja, me han pedido que escriba los riesgos que yo considero para un embarazo. En ningún caso me estoy negando a hacer nada, pero creo que se tienen que tener en cuenta todos los factores para que el técnico de prevención, que es el profesional, haga su trabajo. El que lo va a valorar objetivamente es él.
RA: ...Que estás en contacto con restos biológicos de animales... Y en tu casa ¿no lo estás? Si vives en un pueblo, y tienes animales... ¿O acaso no coges los huevos de las gallinas con la mano? No te vengas quejando de eso porque... vamos...
YO: Una cosa es lo que yo haga en mi casa y otra cosa es en el trabajo, que es lo que se está evaluando. En casa tengo quien me ayuda.
RA: Además, tú sabes que ahora con tu baja, la empresa va a perder dinero, te van a tener que pagar el no se cuántos por ciento, más la seguridad social...
YO: Yo tengo entendido que si se considera que hay riesgo en el puesto, me darían la baja por riesgo y sería la Mutua contratada por la empresa la que me pagaría. Simplemente he solicitado que se hagan las cosas bien.
Tras esta conversación que duró mucho más y en la que aguanté sin derrumbarme, hubo otros momentos en los que durante mi trabajo en la empresa esta misma persona, hizo comentarios denigrantes sobre las mujeres e insistió medio en broma que me despediría para contratar un chico delante de mis propios compañeros: “¿Qué pasa?, ¿que tu madre y tu abuela no han parido? ¿Y no han trabajado, o qué? parece que en vez de para adelante vamos para atrás.” “¡Ah! tu baja, tu baja, ya veremos qué pasa con tu baja. Porque a lo mejor para cuando vuelvas de tu baja de maternidad, te despido y contrato a un chico”.
Tras la visita del técnico trabajé durante dos meses en tensión viviendo situaciones incómodas con mi superior a diario, y sin recibir ninguna respuesta por parte de la empresa ante mi petición sobre las medidas de prevención que debería tomar. Recibí en Navidad un borrador de la evaluación de riesgos y pude saber que la empresa estaba revisando la evaluación y que no estaban de acuerdo con el técnico de prevención instándole a eliminar riesgos. Finalmente el 10 de enero recibo el documento definitivo para solicitar la baja por riesgo a la mutua, en formato de Word y con varios riesgos que aparecían en el borrador eliminados.
Todo este tiempo lo viví con mucha angustia, estrés y ansiedad, pero como físicamente creía encontrarme en forma no fui nunca al médico a pesar de que incluso una tarde caí enferma y con fiebre. Siempre me arrepentiré de no haber prevalecido mi salud y la del bebé que venía en camino por no perjudicar a la empresa y al jefe. Ahora que lo pienso en frío, supongo que aquella conversación me amedrentó de tal manera, que seguramente fue lo que me frenó de acudir al médico y contarle cómo me sentía. Siento que no fui feliz durante mi embarazo, que no tuve tiempo de cuidarme, ni de disfrutar de algo tan bonito y tan vital para tantas mujeres.
- ¿Cuál fue el motivo de su fallecimiento? ¿Qué sentiste como mamá que te alertase de que algo no iba correctamente?
- Llevaba tiempo que me encontraba muy cansada después del trabajo, apenas tenía fuerzas para coger el coche y volver a mi casa a 50 km. Me quedaba en casa de mis padres. Abandoné mi casa y mis responsabilidades, pero no tenía energía. Sobra decir cómo me encontraba anímicamente. Además, la mutua me negó la baja por riesgo hasta la semana 30, a pesar de que trabajo en un parque natural y estamos en contacto con animales. Según la evaluación mi baja por riesgo debía haber sido inmediata por la existencia de riesgos biológicos del grupo II que no son posibles de identificar. Jamás nos hicieron ningún reconocimiento médico ni antes ni durante mi embarazo.
3 días antes de ir a Urgencias me desperté con la cara, manos y pies hinchados. Tomaba paracetamol y me iba a trabajar, parece que se calmaba pero al día siguiente volvía a ocurrirme. Llevaba días que no notaba los movimientos de Garikoitz. No quise alarmarme, pensé que estaría en alguna postura en la que no se le notaría. Decidí que utilizaría el lunes, mi único día libre, para acudir al médico y pedirle la baja. Sin embargo, el domingo tras el trabajo, acudí a Urgencias con mi madre para me que mirasen la tensión por si acaso, y fue cuando en la ecografía nos dieron la noticia de su muerte. Por el tamaño de su cabecita debía llevar dos semanas muerto en mi vientre, mientras yo acudía a diario a cumplir con mis tareas en el infierno.
- ¿Cómo fue el trato en el hospital? ¿Te informaron de todo correctamente?
- No sé si me informaron correctamente o no. Sólo se que no pude irme a casa a llorar y a comer la paella que había preparado mi padre. Sí sentí empatía en todo momento por parte de los ginecólogos y de las enfermeras. Me sentí acompañada, y pude preguntarles los detalles de todo lo que me iba a suceder a continuación. Estuve en un paritorio aislado de una cama, y pude estar acompañada de familiares y amigos con los que pude reírme de los alaridos de otras parturientas. Siempre sacando el humor para superar situaciones difíciles. La verdad es que aunque no las veía, el hecho de escuchar otros partos, psicológicamente me destruía, más sabiendo que iba a parir y que no iba a poder escuchar ningún llanto de bebé.
- ¿Qué sientes al llegar a casa sin su bebé y ver sus cositas?
- No soy muy consumista y no había preparado casi nada, pero mi madre sí que había comprado pañales y en Navidades Garikoitz tuvo un pequeño Olentzero…
Sentí un dolor desgarrador interno durante mucho tiempo unido a la ansiedad y al terror de tener que volver al trabajo con mi vientre vacío, humillada por la sucesión de acontecimientos… Ese dolor iba y venía y se intercalaba con la furia y la ira hacia mi jefe y la empresa…
- ¿Fue parto vaginal o cesárea?
- Fue parto vaginal. La medicación que te induce las contracciones es muy fuerte. Yo sufrí todos los efectos secundarios posibles que indicaba: fiebre altísima, vómitos y diarrea. Aunque me ofrecieron todos los analgésicos posibles, no admití que me pincharan la epidural. Tenía miedo de que pudiera pinzarme algún nervio de la columna, ya que cuando no quedaba más medicación posible mis contracciones sucedían cada 4 minutos, y el dolor insoportable hacía inevitable que no me quedara quieta. Así que tuve un parto “natural con olor a muerte”. Por suerte, todo fue bien y en 12 horas ya descansaba en la planta de maternidad del hospital en una habitación en la que no tenía compañera, y al día siguiente pude marcharme a casa.
- ¿Te ofrecieron en el hospital verlo? ¿Decidiste hacerlo?
- No quise ver a mi bebé muerto. No estaba preparada. Necesitaba tiempo y soledad para desgarrar mi dolor primero. Como eso no iba a ser posible hasta volver a casa, no quise verlo allí. Las sanitarias tampoco me lo recomendaron. Sí que le pedí a mi madre y a mi pareja que fueran a verlo y le sacaran una foto para poder contemplarlo cuando estuviera psicológicamente preparada. Su impacto fue tal, que no le sacaron foto. Su aspecto se debía a que llevaba dos semanas muerto en mi interior. Si vuelve a ocurrirme tengo claro que seré más valiente. 3 meses después solicité las fotos de la autopsia al hospital. Así pude cerrar esa herida que no hacía más que supurar.
- ¿Estás en tratamiento psicológico? ¿en qué o quiénes te apoyas para sobrellevar el duelo?
- El primer año he estado acudiendo al Programa "Brazos Vacíos" que supuestamente está especializado en acompañamiento a parejas tras una pérdida perinatal, integrado en el Sistema Público de Salud Osakidetza.
El trato recibido por la enfermera que lidera este programa me ha acarreado un doble sufrimiento.
La primeras dos consultas con ella acudí con mi pareja, sin embargo, dejó claro que solo iba a tratarme a mí, que él podía acompañarme pero que si lo deseaba tenía que pedir a su médico de cabecera un volante para ser tratado en otro centro. Este hecho ya de por sí se contradice con lo que relatan en su programa, en el que dan atención a parejas que han tenido una pérdida gestacional. En otra consulta en la que refiero mucha ansiedad, pesadillas y preocupación por la vuelta al trabajo en la que me iba a encontrar con el jefe que me había denigrado estando embarazada; me dijo que yo allí acudía para hablar sobre mi pérdida y no sobre mis problemas laborales. Y que la vuelta al trabajo y a la rutina favorecería mi recuperación por la pérdida. Cuando le expreso mi odio y mi rabia por el acoso sufrido por motivo de mi embarazo y la mala gestión de los riesgos vinculados al puesto que había podido derivar en la pérdida de mi bebé; su respuesta fue que no exagerara, que lo que me había hecho mi jefe no era para tanto, y menos acoso, que yo no estaba allí para hablar de eso. De todas formas, en las consultas a las que acudo posteriormente, sus preguntas se dirigen hacia mi vida en pareja obviando la existencia de Garikoitz, lo que me hace sentir mucha ansiedad y nerviosismo cada vez que me toca ir, en vez de sentirme mejor. Su trato es frío, no hay empatía, y además me siento juzgada cuando utiliza toda la información, sentimientos, y deseos que expreso en sus consultas para echarme en cara mis contradicciones, y/o juzgar mis decisiones. Por recomendación de mi médico, continúo yendo a las consultas a pesar de que ella me insinúa repetidamente que si ya me ven en otros servicios para qué voy. Nunca he sentido conexión con estas personas, es más, siempre he creído que sus preguntas iban destinadas a sacarme información en mi contra.
En segundo lugar, estoy en tratamiento a través de los servicios psicológicos gratuitos de Diputación-Hegoak por la violencia de género verbal y discriminación sufrida durante mi embarazo en mi puesto laboral. La profesional que me atiende fue un rayo de luz al lado de la enfermera de Brazos Vacíos.
Por último, en enero de 2020 contraté el servicio privado de una psicoterapeuta especializada en duelo perinatal. Esto se debe a que en el aniversario de la pérdida he sufrido una crisis que ha afectado a mis relaciones familiares, a las navidades e incluso me ha afectado psicosomáticamente.
Está claro que no he podido transitar mi duelo de forma sana debido al conflicto laboral que decidí denunciar y cuyo proceso actualmente está en trámites judiciales. Supongo que todo este camino de denuncia recorrido era necesario para poder, ahora que ya está todo encaminado, transitar el duelo conscientemente y acompañada de una profesional que sabe conectar, que no juzga y que te ayuda a dar pasitos hacia adelante. Le estoy muy agradecida.
- ¿Acudes a grupos de duelo?
- No he tenido opción. No hay ninguno cerca de mi residencia.
- ¿Tienes más hijos o has tenido más tras la pérdida?
- No… pero acabo de confirmar recientemente un test positivo de embarazo… Se lo he comunicado a mis padres por teléfono, como no podemos reunirnos y estamos en una época tan rara de coronavirus... Además, vuelve a no ser planeado pero me alegra igualmente, estoy asimilándolo para poder disfrutarlo.
- ¿Te sientes arropada en este gran mundo de soledad y vacío?
- Ahora que estoy en contacto virtual con mamás que han pasado por la pérdida de un hijo, puedo decir que me siento acompañada virtualmente. Fuera de las redes, es muy difícil. Los comentarios, la falta de empatía y sobre todo el “no reconocimiento” de un bebé que nadie ha oído llorar duele mucho. Duele que el tema sea tabú, y que nadie hable de él, sentir que sólo te duele a ti... Aunque es obvio que a toda la familia y amigos les ha dolido, se olvidan pronto de él y ya sólo se preocupan por ti, por que vuelvas a la normalidad, al trabajo… En mi caso volver a la normalidad del trabajo ¡me aterraba más! Y es increíble como, aún y así, me he sentido presionada por personas cercanas, para pedir un alta voluntaria y volver a reencontrarme con las personas que me lo han hecho pasar tan mal durante todo este tiempo. Es difícil entender a unos padres en duelo cuando no se ha vivido en las propias carnes. Yo me incluía en ese grupo hasta que me ha pasado. Y aún y todo ahora, sigo avanzando y aprendiendo por el camino. Eso sí, acompañada por algún profesional real es mucho más sencillo.
- Pregunta libre. ¿Qué te gustaría reivindicar o añadir?
- Reivindico el derecho a transitar el duelo de forma sana y respetando los tiempos naturales de cada madre o padre, sin forzar, y sin presión social ni laboral.
Aprovecho para que todas las mujeres reivindiquemos en nuestros puestos evaluaciones de riesgos para el embarazo actualizadas y las medidas necesarias para prevenirlo; en caso contrario, que se tramiten las bajas a través de las Mutuas. Este año pasado las Mutuas han cambiado sus criterios para conceder las bajas mucho más tarde. Las vidas que vienen en camino se ponen en peligro por los intereses económicos de unos pocos. Los empresarios no tienen derecho a preguntarnos en una entrevista por nuestra intención de quedarnos embarazadas. Hay miles de casos de discriminación por razón de género como el mío. Tenemos que denunciar, en la medida que podamos (públicamente, a través de sindicatos, boca a boca, redes sociales...), todas estas injusticias para quitarles la costumbre de tratarnos así y de jugar con nuestra vida y la de nuestros bebés.
- Muchísimas gracias por contar tu historia tan ampliamente. Seguro que has ayudado a muchas familias.
- Gracias a ti.
0 comentarios