#Fragmento12 # 31.10.19 # ESTAS PALABRAS SON PARA TI
By SOY LA AMATXU - 8:05
No he pegado ojo. Cada noche me despierto entre las 3 y las 4, sobresaltada, recuerdo dónde estoy y que tú no estás; a veces consigo volver a dormirme y otras no. Esta noche me ha pasado algo similar, sólo que a una hora distinta, y es lo que vengo a contarte. Estas palabras son para ti.
Hace siete meses a las 2.15 horas de la madrugada me despertaba saliendo de quirófano, con el vientre abultado y sin embargo, vacío, sin ti. Aunque tu nacimiento fue a la 1.50 yo estaba sedada y desperté a las 2.15. Esta noche me he despertado a la misma hora, 2.15. ¿Casualidad, causalidad? No lo sé, no me importa tampoco; ni siquiera me he sorprendido. Igual que aquella noche ya no pude dormir; esta más de lo mismo. Lo consulté y me dijeron que es el propio cuerpo el que te pone en estado de alerta, por el instinto animal ante la falta de la cría.
Últimamente me encuentro en un estado de apatía generalizado, esto no quiere decir que no tenga ratos buenos o que no ría, pero no me apetece forzarme. Esto me lo ha enseñado tu ausencia, hijo, a decir que no, a rechazar planes que antes me encantaban pero ahora no me llenan o para los que no me siento preparada aún, y en muchas ocasiones me siento mala amiga, hija, hermana o mujer, pero estoy aprendiendo a anteponer mis emociones y necesidades por encima de todo, para recuperarme de este dolor tan intenso. Y aún así, intento sobrellevar el día dignamente, abrazar a los fantasmas que duermen junto a mi cama cada noche y volver a levantarme al día siguiente con energía. No dejo el tiempo pasar sino que intento invertirlo en sanar por dentro; no es fácil, no te creas. Hasta que llega el día 30 (en el que dejaste de respirar) y el 31, como hoy, en que cortaron el cordón que nos unía a ambos, y lo único que quiero es desaparecer. No tengo capacidad de nada más que no sea pensar en ti, sentir tu esencia, ponerte una velita y estar en tu habitación, mirar al cielo; escribir, recordar, leer o simplemente estar, pero en este espacio tan tuyo y tan nuestro.
Cuando encendía la velita evocándote he levantado la vista hacia la pared y he visto el hueco que dejó el vinilo con tu nombre, el mismo que utilizamos para hacer el ritual de tu despedida y que el destino quiso que se quedase marcado para siempre y que así permanecerá. He empezado a divagar sobre lo incompleto que está mi corazón sin ti, como mi taza de desayuno, a falta de un pedazo que lo cierre, más concretamente ahora, que la herida está tan abierta y candente. ¿Pero sabes lo bonito? Te llevo en el corazón, en la mente y en mi alma; te llevo en la muñeca, en forma de angelito con diamantes que me regaló tu padre, la piedra más dura; te llevo en cada poro de mi piel, en la cicatriz que veo cada día en mi cuerpo, y pronto te llevaremos los dos con algún tatuaje pequeñito que te simbolice.
Llueve, ayer también llovió; espero que no estés triste allá arriba. Yo también lloro por dentro por estos siete meses de lucha y aprendizaje tan complejos, tan crueles y duros; y aunque mi relato suene triste y gris, como el día, sólo me quedan palabras de agradecimiento por todo lo que nos trajiste.
Te amamos, siempre, Ager.