Anna Starobinets es una escritora rusa bien consolidada. Son varios los títulos que tenía publicados hasta este último que es del que yo vengo a dar mi opinión: "Tienes que mirar", publicado en España con Impedimenta y con el que ha conseguido varios premios literarios.
Estamos ante un relato autobiográfico que surge tras la muerte de su hijo en 2012. En una visita de rutina al ginecólogo le comunican que su bebé no vivirá, y a partir de aquí tiene que afrontar no sólo el shock y el dolor de la noticia, sino también los pasos a seguir para interrumpir su embarazo, ya que en Rusia la normativa vigente respecto a la maternidad es terrible, y muy distinta a otros países de Europa. Starobinets refleja muy bien la ansiedad y el pánico que se sufre tras la ausencia , emite una reivindicación alta y clara respecto a la invisibilización social, y expone de una manera transparente lo que supone la soledad de un parto frío y sin recompensa, tras meses de gestación.
"Una cosa es inventar historias de miedo y otra muy distinta es convertirse en la protagonista de un cuento de terror".
Si ya no es tremendamente doloroso tener que afrontar la muerte de un hijo y saberse en la obligación de transitar por ese duelo silencioso y solitario, la autora es además juzgada por profesionales médicos; no aconsejada, sino juzgada. Y es de aquí donde años después, y con sus emociones reposadas, esta mamá vomita las palabras que se le agolparon en el pecho. Confiesa, y cita textualmente "dudé mucho tiempo si merecía la pena escribir este libro. Es demasiado personal. Demasiado real. No es literatura." Es aquí donde se percibe su humildad; esta obra es literatura en mayúsculas, y es además un ejercicio terapéutico para una madre de brazos vacíos que busca homenajear a su bebé, que se le recuerde, que otras madres que tengan que pasar por un trance similar no sean silenciadas, como ella, como muchas de nosotras. Incide también en la importancia de un buen equipo psicológico que acompañe a la familia en el proceso.
"Comprendí definitivamente que debería tener derecho a elegir dónde y cómo interrumpir mi embarazo: con pacientes infecciosos o no, con o sin anestesia, en presencia de mi marido o en solitario".
Me ha emocionado su testimonio, y también ha habido términos con los que no comulgo como es hablar siempre desde la "pérdida" y no desde la muerte; conceptos como "nonato" en alusión al hijo que sí nace, porque no se desintegra intraútero, o el de "futuras mamis" cuando, en mi opinión, una madre es madre desde el mismo momento en que sabe que está gestando vida. En cualquier caso, me considero muy crítica con estos aspectos que me parece importante señalar.
En definitiva, es una mamá más que está aprendiendo a vivir sin abrazar a uno de sus hijos, que ha dejado un legado encomiable en ayudar a que el tabú de la muerte se diluya un poquito más, y que lucha por volcar el dolor y transformarlo en amor incondicional. Lo recomiendo sin dudar, especialmente para otras mamás que también se hayan visto en la tesitura de tener que interrumpir el embarazo de manera voluntaria, fuere cual fuere el motivo.
Todos fingen que no ha pasado nada, y claramente quieren que yo también finja. Se esfuerzan en evitar el tema del parto y, más aún, eñ de dar a luz a niños muertos. Y si soy yo la que intenta decirles algo, se asustan, se alborotan, miran para otro lado (...) Consideran que su deber es <<distraerme>>.